Todos los enlaces en inglés salvo el informe “Pilares del ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia”
Introducción
Rusia, al igual que la Unión Soviética antes que ella, ha impulsado durante décadas afirmaciones falsas sobre las armas biológicas en un intento de crear desconfianza en los esfuerzos mundiales pacíficos y las instituciones de salud pública que contrarrestan las amenazas biológicas. Desde la invasión a plena escala de Ucrania en febrero de 2022, el ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia ha aumentado el volumen y la intensidad de su desinformación sobre armas biológicas en un intento infructuoso de desviar la atención de su invasión de Ucrania, disminuir el apoyo internacional a Ucrania y justificar su guerra injustificable.
Tras el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos ha estado trabajando con aliados, socios y organizaciones internacionales para reducir las amenazas heredadas de las armas nucleares, químicas y biológicas de la Unión Soviética en los antiguos Estados soviéticos, incluidas Ucrania y Rusia. El Kremlin presenta ahora falsamente esta cooperación pacífica como una supuesta actividad militar biológica de Estados Unidos en el extranjero. Rusia ha abusado repetidamente de su posición como miembro de diversos foros internacionales para seguir difundiendo estas mentiras. Pero el Kremlin no menciona en su desinformación que Rusia participó activamente en estos programas hasta que cesó unilateralmente su cooperación en 2014.
Historial de diseminación de desinformación de armas biológicas
Muchos expertos han expuesto la histórica difusión de desinformación sobre armas biológicas tanto por parte de Rusia como de la Unión Soviética como campañas coordinadas destinadas a crear desconfianza en Estados Unidos y entre nuestros aliados y socios. Un caso particularmente bien documentado ocurrió entre 1951 y 1953 durante la Guerra de Corea. La Unión Soviética, Corea del Norte y la República Popular China (RPC) acusaron a Estados Unidos de infectar animales con agentes patógenos y liberarlos en la RPC y Corea del Norte. Los representantes soviéticos plantearon estas falsas acusaciones en diversos foros internacionales, incluida la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Entre mediados de marzo y mediados de abril de 1952, el 25 % de toda la cobertura mediática soviética se centró en estas falsas acusaciones. La intensa cobertura generó una importante atención pública sobre este asunto, que dio lugar a que millones de personas protestaran contra el presunto uso de armas biológicas por parte de Estados Unidos. Los historiadores han identificado al menos 12 documentos del archivo del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética que demuestran que las acusaciones eran falsas. A pesar de las pruebas, estos relatos ficticios resurgen de vez en cuando y, en febrero de 2023, la RPC repitió la falsa afirmación soviética de que Estados Unidos había utilizado armas biológicas en Corea del Norte en la década de 1950.
El ejemplo más infame de desinformación soviética sobre armas biológicas se produjo en la década de 1980, cuando la Unión Soviética creó la falsa narrativa de que Estados Unidos había manipulado genéticamente el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el virus que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Esta campaña de desinformación se conoce popularmente como Operación Infektion u Operación Denver. El Comité de la Unión Soviética para la Seguridad del Estado (KGB) difundió esta falsa narrativa por todo el mundo colocando noticias falsas en los medios de comunicación internacionales. Un telegrama de la KGB de 1985 afirmaba: “el objetivo de estas medidas es crear una opinión favorable para nosotros en el extranjero de que esta enfermedad es el resultado de experimentos secretos con un nuevo tipo de arma biológica por parte de los servicios secretos de EE. UU. y el Pentágono que se descontrolaron”. Múltiples documentos de archivo y testimonios de antiguos oficiales de la KGB demostraron de forma concluyente que se trataba de una campaña de desinformación bien coordinada y dirigida por los servicios de inteligencia soviéticos. El antiguo líder de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, acabó pidiendo disculpas al que fuera presidente de Estados Unidos Ronald Reagan por difundir esta falsa narrativa específica.
La guerra de Rusia contra Ucrania
Para justificar su invasión a plena escala de Ucrania en febrero de 2022, el Kremlin ha recreado y promovido varias narrativas ficticias, incluidas algunas relacionadas con las armas biológicas. A los pocos días de invadir Ucrania, el Kremlin alegó la presencia de “laboratorios de armas biológicas en Ucrania” como uno de sus falsos pretextos para su ataque. Un parlamentario ruso afirmó un mes después de la invasión que “es obvio que la operación especial destinada a proteger a los residentes de la DPR (República Popular de Donetsk) y la LPR (República Popular de Lugansk) ha revelado los hechos de las peligrosas actividades de los Estados Unidos de América en el territorio de Ucrania”. Sin embargo, un año después, el Kremlin no ha aportado ninguna prueba creíble de estas afirmaciones. Otras justificaciones infundadas incluían la necesidad de “desnazificar” el gobierno de Ucrania y un supuesto complot de la OTAN para desmembrar Rusia.
Tras fracasar en su intento de lograr una victoria rápida sobre Ucrania y sufrir múltiples reveses en el campo de batalla, el Kremlin amplió aún más su campaña de desinformación sobre las armas biológicas en un intento desesperado de presentar a Ucrania y Estados Unidos como agresores. Una de las afirmaciones falsas más notables del Kremlin es que Estados Unidos trabajó con Ucrania para entrenar a un ejército de aves migratorias, mosquitos e incluso murciélagos para ingresar armas biológicas en Rusia. Es probable que el Kremlin se centrara en estas falsas afirmaciones porque los laboratorios de salud pública estudian habitualmente las especies animales migratorias para evaluar y contrarrestar los patógenos transmitidos por los animales. Las acusaciones de Rusia son absurdas, entre otras cosas porque esas especies, aunque pudieran convertirse en armas, no podrían limitarse a permanecer dentro del territorio ruso y, por tanto, también podrían poner en peligro a la propia Ucrania, así como a otros países de la región.
Otras partes del ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia, como los medios de comunicación financiados por el Kremlin y los sitios web vinculados a la Inteligencia rusa, se hacen eco unos de otros para difundir las mismas narrativas falsas en todo el mundo. El Kremlin también confía en los llamados “expertos” para hablar con la prensa, utilizando una variedad de portavoces controlados por Rusia o prorusos para crear un efecto amplificador. Por ejemplo, desde febrero de 2022, el teniente general Igor Kirillov, comandante de las Tropas de Protección Biológica y Química de las Fuerzas Armadas rusas, ha aumentado significativamente su participación en los medios de comunicación. En sus declaraciones, Kirillov afirma con regularidad que Estados Unidos estuvo implicado en la creación de Mpox y COVID, y que está desarrollando armas biológicas capaces de atacar selectivamente a grupos étnicos, sin aportar nunca pruebas de sus afirmaciones. Al Gobierno de Estados Unidos le preocupa que esta falsa narrativa pueda ser el preludio de una operación de falsa bandera en la que la propia Rusia utilice armas biológicas, químicas o nucleares en Ucrania, y luego intente culpar de ello a Ucrania y/o a Estados Unidos.
El Kremlin también está alimentando estas narrativas ante el pueblo de Rusia en un intento de crear una falsa realidad en la que el Kremlin se vio “obligado” a intervenir para defender a los ciudadanos de Rusia de enemigos extranjeros. Sin la percepción de una amenaza existencial, las pérdidas militares del gobierno ruso en Ucrania serían mucho más difíciles de justificar ante su población. Rusia no forma adecuadamente a los nuevos reclutas antes de enviarlos al frente y no les proporciona suficientes equipos de seguridad ni armamento en buen estado de funcionamiento. El ejército ha llegado a pedir a los reclutas que lleven tampones y compresas higiénicas para curar las heridas, ya que no dispone de suficientes suministros de primeros auxilios para sus tropas. Estas falsas narrativas sobre instalaciones de armas biológicas pretenden convencer al pueblo ruso de que sus sacrificios por la guerra siguen estando justificados.
Comisión parlamentaria de Rusia sobre investigación de laboratorios biológicos de Estados Unidos en Ucrania
En marzo de 2022, por iniciativa del presidente de la Duma Estatal, Viacheslav Volodin, el gobierno ruso creó la Comisión parlamentaria para la investigación de los laboratorios biológicos de Estados Unidos en Ucrania. Esta comisión surgió un mes después de que Rusia lanzara su invasión a plena escala de Ucrania en febrero de 2022. El vicepresidente del Consejo de la Federación, Konstantin Kosachev, y la vicepresidenta de la Duma Estatal, Irina Yarovaya, copresiden la comisión parlamentaria, en la que también participan 14 senadores y 14 diputados de la Duma.
Desde su creación, la comisión ha sido una plataforma clave del Kremlin para difundir desinformación. Yarovaya hace regularmente declaraciones afirmando que “las pruebas obtenidas por la comisión confirman plenamente la red de inteligencia biológica creada por Estados Unidos en todo el mundo”, pero nunca ha aportado pruebas. Con el tiempo, las acusaciones de Yarovaya se han vuelto cada vez más sensacionalistas y han derivado hacia el terreno de la ciencia ficción. En julio de 2022, Yarovaya afirmó que el Kremlin había estudiado la sangre de militares ucranianos y que sus análisis mostraban que los militares habían sido sometidos a “experimentos secretos”, que los transformaron en “los monstruos más crueles”. Una vez más, la comisión no aportó ninguna prueba que respaldara estas absurdas afirmaciones.
El verdadero papel de la comisión parece servir de plataforma desde la que inyectar en el entorno informativo un goteo sostenido de diversas narrativas falsas de desinformación sobre armas biológicas. La comisión anunció recientemente que publicará un informe a mediados de abril de 2023, con pruebas que demuestren las afirmaciones de su campaña de desinformación de un año de duración. Es probable que el informe de abril incluya desinformación reciclada, entrevistas con supuestos “expertos” vinculados al Kremlin y una serie de documentos que ya son de dominio público y que describen la cooperación y asistencia pacíficas de Estados Unidos a Ucrania. Como en otros ejemplos de desinformación del Kremlin, el objetivo del informe de la comisión no será tanto persuadir al mundo de que las falsas afirmaciones del Kremlin son ciertas, sino sembrar la duda y la confusión en un intento de socavar la solidaridad internacional con Ucrania.
Utilizar las organizaciones multilaterales para diseminar la desinformación
Además de la comisión señalada, el Kremlin intenta difundir sus falsas afirmaciones abusando de la plataforma pública de las organizaciones multilaterales. Siguiendo la práctica de la Unión Soviética en la década de 1950, Rusia ha promovido la desinformación sobre armas biológicas en varios foros multilaterales. Poco después de lanzar su invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, y desde entonces, Rusia ha abusado repetidamente de su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para forzar la agenda del Consejo e impulsar sus afirmaciones infundadas sobre supuestos laboratorios de armas biológicas en Ucrania. La mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad han refutado y desestimado repetida y enérgicamente las afirmaciones de Rusia. Izumi Nakamitsu, secretaria general adjunta de la ONU y alta representante para Asuntos de Desarme, ha llegado a afirmar que “las Naciones Unidas no tienen conocimiento de ningún programa de armas biológicas” en Ucrania. Desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte del Kremlin, Rusia ha convocado numerosas reuniones en las Naciones Unidas para plantear sus acusaciones sobre armas biológicas, que la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, ha calificado de “colosal pérdida de tiempo” y de intento “de distraer la atención de las atrocidades que las fuerzas rusas están llevando a cabo en Ucrania y de táctica desesperada para justificar una guerra injustificable”.
En una reunión de la Convención sobre las Armas Biológicas (CAB) celebrada en abril de 2022, todos los Estados parte de la Convención, incluida Rusia, fueron invitados a un acto organizado por Estados Unidos, Alemania y Ucrania en el que se describió la naturaleza verdadera y pacífica de nuestras actividades de cooperación y asistencia con Ucrania, y que brindó a las delegaciones la oportunidad de formular cualquier pregunta sobre dichas actividades directamente a las personas responsables de llevarlas a cabo. Como era de esperar, la delegación rusa decidió no asistir a este acto. Tan solo unos meses después, y por segunda vez en la historia de la CAB, Rusia solicitó una reunión consultiva formal de los Estados parte en virtud del Artículo V de la Convención para examinar estas falsas alegaciones. Cuando la reunión consultiva no respaldó las alegaciones rusas, Rusia, por primera vez en la historia de la CAB, presentó una queja ante el Consejo de Seguridad de la ONU en virtud del artículo VI de la CAB, alegando que Estados Unidos y Ucrania estaban violando la CAB. También en este caso, Rusia no pudo apoyar sus acusaciones infundadas. La resolución propuesta por Rusia para crear una comisión encargada de llevar a cabo una investigación fracasó por un margen colosal, ya que solo Rusia y la República Popular China votaron a favor. Estados Unidos, el Reino Unido y Francia se opusieron, y los diez miembros electos del Consejo de Seguridad de la ONU se abstuvieron.
En la novena conferencia de revisión de la CAB, celebrada a finales de 2022, Rusia volvió a intentar repetidamente desbaratar la importante labor de un foro multilateral de desarme en un intento de difundir desinformación y legitimar sus narrativas ficticias. En lugar de trabajar con otros Estados parte para reforzar de manera significativa la aplicación de la CAB, Rusia presentó repetidamente propuestas diseñadas únicamente para frustrar y retrasar el trabajo de la conferencia de revisión. Las acciones de Rusia en relación con la CAB equivalen no solo a difundir desinformación, sino a obstaculizar directamente, y potencialmente debilitar, el funcionamiento de instrumentos internacionales fundamentales.
Conclusión
Moscú sigue difundiendo información falsa sobre armas biológicas, sin aportar ninguna prueba creíble. Más de mil miembros de la comunidad científica han firmado una carta redactada por expertos rusos que rebaten abiertamente la afirmación del Kremlin, afirmando que el trabajo de los laboratorios pacíficos de investigación biológica en Ucrania “no implica ningún desarrollo de armas biológicas ni siquiera el uso de patógenos particularmente peligrosos en los laboratorios. La lista de cepas destruidas publicada por RIA Novosti y otros medios de comunicación rusos no contiene ni una sola cepa especialmente peligrosa”.
Las actividades de cooperación y asistencia pacíficas de Estados Unidos cumplen y ayudan a cumplir nuestras obligaciones en virtud de la CAB. Estas actividades de cooperación y asistencia han sido transparentes y se han diseñado para ayudar a los países a detectar, prepararse y responder a los brotes de enfermedades infecciosas. Rusia, en cambio, trata de presentar la investigación pacífica para prevenir enfermedades en Ucrania y en todo el mundo, así como la cooperación y asistencia de Estados Unidos para apoyarla, como nefastos programas de armas biológicas. La campaña de desinformación del Kremlin sobre las armas biológicas pretende desviar, distraer y despistar la atención. Rusia tiene un historial de acusar a otros de hacer lo que ella misma está haciendo, y sus recientes afirmaciones sobre armas biológicas relacionadas con Ucrania no son diferentes. Estados Unidos considera que Rusia sigue manteniendo un programa ofensivo de armas biológicas en violación de sus obligaciones en virtud de la Convención sobre las Armas Biológicas.
* Todos los enlaces en inglés salvo el informe “Pilares del ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia”.