CITA: “Es evidente que ningún misil ni artillería de Rusia logrará romper nuestra unidad y desviarnos de
nuestro camino. Y debería ser igualmente evidente que la unidad ucraniana no puede romperse con
mentiras o intimidación, información falsa o teorías de conspiración”.
– Presidente de Ucrania Volodímir Zelenski (en inglés),
16 de julio de 2022.
El 24 de febrero de 2022, millones de ucranianos se despertaron con un coro de sirenas antiaéreas (en inglés) que no se había oído en 80 años (en inglés). Rusia había lanzado una invasión a plena escala. Antes de esa fatídica mañana, y en el año transcurrido desde entonces, el ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia desplegó una serie de narrativas falsas para engañar al mundo sobre las intenciones neoimperialistas del Kremlin, presentar al pueblo de Rusia su guerra elegida por ellos contra Ucrania como una respuesta necesaria a las supuestas amenazas de Estados Unidos y la OTAN, e intentar justificar una guerra injustificable. El Kremlin cambia habitualmente sus falsas afirmaciones para distraer la atención de sus fracasos en el campo de batalla y su aislamiento político. Este informe destacará cinco de las falsas narrativas más destacadas desplegadas por el ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia: 1) Rusia estaba rodeada (en inglés) por la OTAN antes de la invasión de febrero de 2022; 2) Ucrania está cometiendo un genocidio (en inglés) en la región de Donbás; 3) el gobierno ucraniano necesita ser “desnazificado y desmilitarizado ” (en inglés); 4) la restauración de los valores tradicionales requiere la “expulsión de Satanás” de Ucrania; y 5) Rusia debe luchar en Ucrania para defender su soberanía ante Occidente.
Falsa narrativa 1: La OTAN “rodea” a Rusia y Rusia “no es el agresor”
Una de las primeras justificaciones fabricadas por el Kremlin para la guerra es la falsa afirmación de que la OTAN y “Occidente” son agresores que amenazan la seguridad de Rusia. Durante los meses previos al 24 de febrero de 2022, Rusia exigió garantías de seguridad (en inglés) que incluían restricciones al ingreso de países en la OTAN, una postura que rechazaba el derecho soberano de Ucrania y otros países a elegir su propia política exterior. Mientras Moscú acumulaba hasta 190.000 soldados (en inglés) en la frontera ucraniana, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia difundió desinformación para camuflar las intenciones del Kremlin, afirmando (en inglés) que las tropas rusas no estaban en la frontera con Ucrania, al tiempo que acusaba a Estados Unidos y a sus aliados de azuzar la histeria (en inglés). El presidente Putin culpó falsamente a la OTAN de la escalada de tensiones, afirmó que no planeaba una invasión (en inglés) y acusó a Estados Unidos de utilizar Ucrania como “herramienta para contener a Rusia ” (en inglés). Con el objetivo de desviar la culpa, los medios (en inglés) de desinformación vinculados al Servicio Federal de Seguridad (FSB), la Dirección de Inteligencia Militar (GRU) y el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR) de Rusia amplificaron las falsas afirmaciones, calificando las advertencias de Estados Unidos y la OTAN sobre la posibilidad de una ofensiva militar de Rusia contra Ucrania de “histeria occidental ” (en inglés) para “arrastrar a Ucrania a la guerra ” (en inglés).
Durante el año que lleva la guerra, el Kremlin cambió esta narrativa de desinformación sobre los esfuerzos occidentales para impulsar la guerra por otros argumentos indicando que al ayudar a Ucrania a defenderse, Estados Unidos y la OTAN estaban prolongando o intensificando la guerra. Tras una reunión ministerial de la OTAN celebrada en noviembre de 2022, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, afirmó (en inglés) que la “mayoría mundial” entiende las amenazas que plantea la OTAN, culpando (en inglés) a la Alianza de presuntamente empujar a Ucrania a continuar la guerra. Medios de desinformación, como el News Front (en inglés), dirigido por el FSB, y la agencia estatal rusa Sputnik (en inglés), citaron a supuestos “expertos” que afirmaban que, al prometer más ayuda a Ucrania, la OTAN estaba “echando leña al fuego”. La Fundación de Cultura Estratégica (en inglés) y la Revista Oriental (en inglés), dirigidas por el SVR, advirtieron de que Ucrania intentará “arrastrar a la OTAN a una guerra dentro de las fronteras de Ucrania” y afirmaron haber demostrado que la OTAN provocó el conflicto en Ucrania.
El Kremlin resucita esta narrativa de desinformación cada vez que los socios de Ucrania anuncian más ayuda militar a Ucrania. El último giro acusa a la OTAN de rusofobia después de que Estados Unidos y Alemania acordaran proporcionar a Ucrania modernos tanques M1 Abrams y Leopard. El viceministro de Asuntos Exteriores Ryabkov repitió esta narrativa (en inglés) en enero de 2023 afirmando: “La OTAN con persistencia maníaca … se arrastra constantemente hasta las fronteras rusas, al mismo tiempo que convierte en zombis a nuestros países vecinos con historias de horror rusofóbicas”.
Rusia difunde desinformación presentando a la OTAN como el agresor para ofuscar los hechos. Solo Rusia comenzó esta guerra, no Ucrania. Rusia es el agresor, no la OTAN. Como declaró (en inglés) el secretario de Estado de Estados Unidos Antony Blinken ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el 22 de septiembre de 2022: “Si Rusia deja de luchar, la guerra termina. Si Ucrania deja de luchar, Ucrania termina”.
Falsa narrativa 2: “Provocaciones ucranianas” y “genocidio contra Donbás”
Mientras Rusia promovía el mito de la agresión de la OTAN, intentaba al mismo tiempo presentar falsamente a Ucrania como planificando una acción militar contra los rusos étnicos en la región de Donbás, en el este de Ucrania. En enero de 2022, funcionarios de la Federación Rusa alegaron que Kiev había enviado “la mitad de su personal militar” a las zonas de Donbás ocupadas por Rusia y que Ucrania había incrementado los ataques (en inglés) contra las llamadas [por Rusia] Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (DNR/LNR). El Kremlin afirmó (en inglés) que la incursión de Kiev en el Donbás controlado por Rusia era inminente, mientras que las autoridades por poderes de los rusos alegaron (en inglés) que Ucrania pretendía utilizar armas químicas a lo largo de la línea de contacto entre las fuerzas de defensa ucranianas y las fuerzas desplegadas en Ucrania por Rusia y sus apoderados. La frecuencia de esta falsa afirmación se intensificó tras la revelación (en inglés) por parte de Estados Unidos de los planes del Kremlin de llevar a cabo una operación de bandera falsa en el Donbás controlado por Rusia para crear un pretexto para otra invasión. El 3 de febrero, Estados Unidos echó por tierra esta versión al sacar a la luz (en inglés) el complot del Kremlin para utilizar un vídeo creado por la inteligencia rusa repleto de escenas gráficas de explosiones, cadáveres, edificios y equipos militares destruidos y actores que simulaban ser dolientes. El ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia también acusó falsamente a Ucrania de terrorismo, alegando que Ucrania estaba preparando un “desastre químico ” (en inglés) y especulando con que Ucrania llevaría a cabo un “ataque aplastante ” (en inglés) contra la central nuclear de Zaporiyia.
El presidente Putin transformó esta narrativa de desinformación en un pretexto para la guerra. En una declaración (en inglés) del 15 de febrero, afirmó falsamente que “se está produciendo un genocidio en Donbás”. Tras la declaración de Putin, el Comité de Investigación de Rusia abrió (en inglés) una causa penal relacionada con alegados “enterramientos masivos de civiles ” (en inglés) en Donbás. El aparato de desinformación y propaganda del Kremlin continuó promoviendo falsas narrativas acusando a Ucrania de “genocidio”, incluso a través del sitio web “Tragedia de Donbás ” (en inglés), que según el diario The Washington Post (en inglés), está dirigido por el servicio de inteligencia militar de Rusia. Los agentes de influencia respaldados por el gobierno ruso han aprovechado una red de sitios web (en inglés) y blogs (en inglés) dirigidos a Ucrania, la OTAN, la Unión Europea y Estados Unidos para amplificar la desinformación, incluidos los esfuerzos para difundir esta narrativa (en inglés).
El discurso (en inglés) televisado de Putin del 21 de febrero de 2022 cimentó esta narrativa infundada como justificación para la guerra. Pretendiendo reconocer a las llamadas [por Rusia] Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, controladas por Rusia, como Estados independientes, Rusia ordenó (en inglés) el despliegue de tropas de “mantenimiento de la paz” en Donbás. Para demonizar a Ucrania ante la opinión pública rusa, Putin acusó falsamente a Ucrania de cometer “genocidio” y discriminar a la población rusoparlante de Donbás desde 2014. Creó así un falso pretexto para la supuesta necesidad de “proteger a los nuestros”, enmascarando apenas su agresión como una operación para detener un “genocidio” inexistente.
Los medios de comunicación independientes, los expertos en contrarrestar la desinformación y las organizaciones internacionales multilaterales de derechos humanos han desacreditado con autoridad esta narrativa. El equipo de verificación de datos de la BBC (en inglés) señaló que “no hay pruebas de genocidio”. El sitio Polygraph.info (en inglés) desacreditó esta afirmación señalando cómo Putin y otros funcionarios de la Federación Rusa “habían utilizado vagamente el término genocidio” contra Georgia durante la invasión rusa del país en 2008. Polygraph.info destacó además que “quizá el incidente más cercano [al genocidio] fue el protagonizado en 2014 por las fuerzas rusas en Slovyansk, donde las fuerzas ucranianas que reconquistaron la ciudad encontraron una fosa común con 20 cadáveres”. El Consejo de Europa (en inglés), el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (en inglés) y la misión de expertos establecida en el marco del Mecanismo de Moscú de la OSCE (en inglés) concluyeron de forma independiente que no había pruebas de que los rusos étnicos o los rusoparlantes estuvieran sufriendo persecución a manos de las autoridades ucranianas.
Esta narrativa resurge cada vez que la guerra de agresión del Kremlin sufre reveses estratégicos. El análisis narrativo de los datos de las redes sociales en Telegram, realizado por el Centro del Departamento de Estado de Estados Unidos para la Participación Global (GEC), muestra aumentos en las conversaciones en ruso relacionadas con el “genocidio en Donbás” en torno a tales reveses. Por ejemplo, el Kremlin desempolvó esta narrativa de desinformación en junio de 2022, un mes marcado por varios fracasos estratégicos para Moscú. Cuando llegaban a Ucrania los primeros sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS ) (en inglés) y la Unión Europea concedía a Ucrania el estatus de país candidato (en inglés), el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) anunció (en inglés) esfuerzos para pedir rendición de cuentas para “ayudar a identificar, detener y procesar a individuos implicados en crímenes de guerra y atrocidades” en Ucrania. La embajada rusa en Washington contraatacó, repitiendo las falsas afirmaciones del Kremlin (en inglés) de que los ucranianos alegadamente habían llevado a cabo un genocidio contra la población rusoparlante.
El inicio en septiembre de la contraofensiva ucraniana en Jersón, la rápida liberación de la región de Járkov y los subsiguientes anuncios de movilización por parte de Rusia dieron un impulso adicional al Kremlin para reanudar esta narrativa. El presidente Putin inició el mes de septiembre con unas declaraciones (en inglés) cargadas de desinformación en las que afirmaba que Rusia solo intentaba detener el “genocidio ” (en inglés) supuestamente perpetrado por Kiev desde 2014. En su discurso del 30 de septiembre (en inglés), en el que anunció la supuesta anexión de las regiones de Donetsk, Luhansk, Jersín y Zaporiyia tras los fraudulentos referendos previos, Putin volvió a afirmar falsamente que “durante ocho largos años, la población de Donbás fue objeto de genocidio, bombardeos y bloqueos, sometida a una política criminal para cultivar el odio a Rusia y a todo lo ruso” y acusó a Ucrania de “pretender para los rusoparlantes dentro de sus fronteras el mismo destino que el Occidente ‘colonialista’ quiere infligir al mundo entero”.
El Kremlin pretende defender a los rusoparlantes de Ucrania de un “genocidio” inexistente. Sin embargo, durante ocho años las fuerzas invasoras de Rusia y sus apoderados han causado muerte y destrucción en partes de Ucrania predominantemente rusoparlantes. Millones de personas han huido de la ocupación rusa de zonas del este y el sur de Ucrania. La destrucción en Mariupol (en inglés), de habla rusa, es catastrófica. En marzo de 2022, el gobierno de Estados Unidos evaluó que miembros de las fuerzas rusas han cometido crímenes de guerra (en inglés) al llevar a cabo operaciones de filtración (en inglés) y deportar ilegalmente a miles de civiles ucranianos. En febrero de 2023, basándose en las pruebas cada vez más numerosas procedentes de las zonas de habla rusa de Ucrania que han sido liberadas de la ocupación rusa, el gobierno de Estados Unidos determinó que miembros de las fuerzas de Rusia y funcionarios rusos cometieron crímenes de lesa humanidad (en inglés) en Ucrania, incluida la tortura de civiles detenidos mediante palizas, electrocución y simulacros de ejecución; violaciones y asesinatos de hombres, mujeres y niños ucranianos al estilo de ejecuciones.
Rusia pretende negar la soberanía y la independencia de Ucrania y suprimir su historia y su cultura. Mientras Rusia ocupaba Jersón, las autoridades títeres de la ciudad vaciaron las bibliotecas de literatura ucraniana y saquearon los museos (en inglés) de artefactos culturales. El gobierno de Rusia ha deportado sistemática e ilegalmente (en inglés) al menos a 6.000 niños ucranianos (en inglés) a una red de centros en la Crimea ocupada por Rusia y por toda Rusia, donde son “reeducados ” (en inglés) o dados en adopción (en inglés) por toda Rusia. Es posible que estos niños nunca sepan que proceden de Ucrania (en inglés). El Kremlin parece decidido a negar la existencia de Ucrania como Estado, intentando borrar su pasado y su futuro (en inglés).
Falsa narrativa 3: “Desnazificación y desmilitarización”
El presidente Putin invocó la narrativa de desinformación más persistente del Kremlin en su discurso previo al amanecer del 24 de febrero en el que lanzó la invasión a plena escala (en inglés y ruso). Dijo que “el propósito de esta operación es proteger a la población que desde hace ocho años se enfrenta a la humillación y el genocidio perpetrados por el régimen de Kiev. Para ello, intentaremos desmilitarizar y ‘desnazificar‘ Ucrania”. Lanzó acusaciones sin sentido (en inglés y ruso) contra el gobierno democráticamente elegido de Ucrania, calificándolo de “banda de drogadictos y neonazis que se instaló en Kiev y tomó como rehén a todo el pueblo ucraniano”.
Acusar de neonazismo al presidente judío ucraniano Zelenski es absurdo. Pero las afirmaciones de Rusia son tan calculadas como retorcidas. Durante años, el Kremlin ha equiparado metódicamente la llamada “rusofobia” y el neonazismo. El gobierno ruso ha recurrido al antisemitismo (en inglés) para difundir desinformación sobre la guerra de Moscú en Ucrania. El Kremlin lleva mucho tiempo instrumentalizando la historia de la Segunda Guerra Mundial para fomentar el sentimiento nacionalista en su país y al mismo tiempo promover sus ambiciones geopolíticas. En enero de 2023, el ministro de Asuntos Exteriores Lavrov amplió la fórmula (en inglés) “Apoyo a Ucrania = rusofobia = neonazismo” al equiparar falsamente la ayuda de Occidente a Ucrania para defenderse de Rusia con la invasión de la Unión Soviética por la Alemania nazi. Lavrov invocó el genocidio de los judíos por Hitler para resolver la llamada cuestión judía, acusando a Occidente de conspirar “para resolver finalmente la cuestión rusa ” (en inglés).
Esta narrativa surgió de forma prominente cuando Rusia sufrió grandes pérdidas en el campo de batalla al principio de la guerra. El discurso de Putin del 9 de mayo, con motivo de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, amplificó esta narrativa, distorsionando la historia para justificar su brutal guerra contra Ucrania. Putin afirmó falsamente que su guerra era un acto “sagrado” y “patriótico” similar a la lucha soviética contra la Alemania nazi, denominada en Rusia “La gran guerra patria”, o a cualquier guerra en la que Rusia “se defendiera”. Repitiendo sus habituales argumentos propagandísticos, Putin acusó a Occidente de “cancelar” los valores tradicionales, falsificar la historia y promover la rusofobia. El Kremlin manipula y distorsiona repetidamente la historia para explotar el sentimiento de orgullo del pueblo ruso por sus sacrificios en la victoria sobre el nazismo. El Kremlin también tacha sistemáticamente de “golpe fascista ” (en inglés) la “Revolución de la Dignidad” de Ucrania de 2013-2014. Estas distorsiones de la historia sirven un propósito estratégico: evocar el patriotismo y conseguir apoyo dentro de Rusia para la guerra de Putin contra Ucrania.
Aunque la narrativa de la “desnazificación ” (en inglés) fue la justificación elegida para el discurso de Putin del 24 de febrero de 2022, aparentemente no tuvo efecto durante mucho tiempo entre el público ruso. El análisis del GEC de las conversaciones en línea en ruso muestra un repunte en el volumen de conversaciones en línea sobre esta narrativa a finales de febrero, inmediatamente después del discurso. En marzo de 2022, los funcionarios rusos redujeron gradualmente (en inglés) el uso de esta versión de la narrativa. A lo largo de marzo, las delegaciones de Rusia y Ucrania participaron en varias rondas de negociaciones (en inglés) para establecer corredores humanitarios que ayudaran a evacuar a los civiles y alcanzar un alto el fuego. La disminución de la invocación de la narrativa de la “desnazificación” posiblemente signifique que negociar con funcionarios ucranianos mientras se les intenta “desnazificar” constituía demasiada disonancia cognitiva incluso para el Kremlin.
Sin embargo, el respiro sobre la “desnazificación” duró poco. La narrativa alcanzó su punto álgido entre los mensajes en ruso en Telegram a finales de marzo y principios de abril. Cuando empezaron a aparecer pruebas de crímenes de guerra y fosas comunes en Bucha (en inglés) tras la retirada de las tropas rusas, el ecosistema de desinformación y propaganda del Kremlin respondió al clamor mundial ante las sombrías revelaciones negando (en inglés) primero la implicación de sus fuerzas, para después cuestionar la veracidad de los informes y renovar la narrativa de la “desnazificación”. Acusando falsamente a Ucrania de emplear tácticas que la propia Rusia utiliza, el Ministerio de Defensa ruso afirmó (en inglés) falsamente que “las fotos y las imágenes de vídeo de Bucha son otro engaño, una producción escenificada y una provocación del régimen de Kiev para los medios de comunicación occidentales”. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia alegó (en inglés) falsamente que había “indicios de falsificaciones de vídeo y otras falsificaciones”. Las embajadas de Rusia y los medios de comunicación de todo el mundo amplificaron las conspiraciones fácilmente refutables (en inglés), incluidas las falsas afirmaciones de que Ucrania utilizó cadáveres falsos (en inglés) que se “reanimaron” después de que las cámaras dejaran de rodar. A pesar de las numerosas pruebas del diario The New York Times (en inglés), el sitio Bellingcat (en inglés) y la BBC (en inglés) que refutaban las afirmaciones de Rusia y demostraban su implicación, la maquinaria de desinformación del Kremlin siguió intentando (en inglés) ocultar la verdad. El medio de comunicación estatal ruso RIA Novosti intentó desviar la atención publicando un artículo que abogaba por la “desnazificación de la mayoría de la población de Ucrania ” (en inglés), mediante “la reeducación, la represión ideológica… y la censura estricta: no solo en la esfera política, sino necesariamente también en la esfera de la cultura y la educación”. El artículo abogaba además por borrar a Ucrania como Estado, incluso mediante la “desUcranización“, afirmando que “un país desnazificado no puede ser soberano”.
La naturaleza absurda de esta narrativa no limita su utilidad en el ecosistema de desinformación ruso. En comparación con las otras cuatro falsas narrativas del Kremlin abordadas en este informe, la “desnazificación” fue la más utilizada por volumen diario de publicaciones y sigue manteniendo el nivel más alto de participación medido en reacciones y compartidos. El ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia vuelve a la narrativa de la “desnazificación” para desviar la responsabilidad cada vez que Moscú sufre reveses estratégicos.
El presidente Putin volvió a esgrimir descaradamente esta narrativa en su mensaje del 27 de enero de 2023 (en inglés) con motivo del Día Internacional de Conmemoración del Holocausto. Dijo que “olvidar las lecciones de la historia conduce a la repetición de terribles tragedias”. Prueba de ello son los crímenes contra civiles, la limpieza étnica y las acciones punitivas organizadas por los neonazis en Ucrania”. Siguió la misma línea argumental en su discurso del 1 de febrero con motivo del 80 aniversario de la batalla de Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial, cuando acusó a Occidente de nazismo (en inglés), diciendo: “Ahora estamos viendo que, por desgracia, la ideología del nazismo, esta vez en su forma moderna, está creando de nuevo amenazas directas a nuestra seguridad nacional, y nos vemos, una y otra vez, obligados a resistir la agresión del colectivo de Occidente”. Su escalada retórica siguió al anuncio, unos días antes, de que Alemania y Estados Unidos entregarían tanques (en inglés) Leopard y M1 Abrams a Ucrania para ayudar en su autodefensa frente a la brutal embestida rusa.
Las pruebas de los crímenes del Kremlin contra la población civil ucraniana en las zonas ocupadas por Rusia aumentan tan rápidamente como las atroces mentiras del Kremlin. A finales de enero de 2023, Ucrania estaba investigando casi 67.000 presuntos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad (en inglés), como ejecuciones sumarias, violaciones, torturas, secuestros y deportaciones forzosas, bombardeos indiscriminados y ataques selectivos contra civiles y objetivos civiles. Investigaciones independientes, organizaciones de medios de comunicación (en inglés), la Comisión Independiente de Investigación de las Naciones Unidas sobre Ucrania (en inglés) y misiones de expertos en el marco del Mecanismo de Moscú de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (en inglés) han documentado un patrón de miembros de las fuerzas rusas que cometen crímenes de guerra y otras atrocidades en Ucrania. Estos crímenes contra la humanidad (en inglés) no se produjeron en el vacío. Forman parte del ataque generalizado y sistemático (en inglés) del Kremlin contra la población civil de Ucrania. La narrativa desinformativa de “desnazificación” del Kremlin y la metódica retórica de deshumanización (en inglés) del pueblo de Ucrania han desempeñado un papel en estos abusos desmesurados. Los supervivientes de la ocupación rusa de Bucha describieron a las fuerzas rusas yendo puerta por puerta registrando edificios residenciales mientras “cazaban nazis ” (en inglés). Cuando la ciudad de Jersón fue liberada por Ucrania, los testigos recordaron (en inglés) la vida bajo la ocupación rusa: “Si los rusos te oyen hablar ucraniano, piensan que eres nazi. Comprueban las redes sociales, los tatuajes, si tienes símbolos ucranianos en el cuerpo, estás en problemas”.
Falsa narrativa 4: Cambiar el contexto de la guerra de la “desnazificación” a “expulsar a Satanás” de Ucrania
A medida que la guerra alcanza la marca de un año, los intentos del Kremlin de justificar sus injustificables acciones se han extendido a las afirmaciones de que está luchando contra el “satanismo occidental”. Aunque los propagandistas (en inglés) del Kremlin demonizaban (en inglés) a los ucranianos como satánicos (en inglés) al menos desde abril de 2022, la caracterización por parte del presidente Putin de los llamados valores occidentales como “satanismo descarado” en su discurso del 30 de septiembre de 2022 (en inglés) propulsó esta acusación hasta convertirla en una narrativa oficial.
El Kremlin de Putin se ha autoproclamado guardián de los “valores tradicionales” frente a los depravados valores ajenos que, según afirma, Occidente promueve en Ucrania y supuestamente trata de imponer a Rusia. Esta narrativa surgió por primera vez en abril de 2022, tras el descubrimiento de las atrocidades cometidas por Rusia en Bucha. Como uno de los defensores más acérrimos del concepto de “Russkiy mir” (mundo ruso), el jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Kirill, ha predicado que Rusia está luchando en Ucrania por la “verdadera independencia” del “mundo ruso”, que considera el último bastión contra el inmoral y depravado Occidente. Este esfuerzo, dice, tiene “la verdad de Dios ” (en inglés) de su parte, y está frenando al “anticristo ” (en inglés) frente al “coco” de la potencia mundial (en inglés) que se opone a Rusia. Kirill cree (en inglés) que Ucrania pertenece al “territorio canónico” de la Iglesia ortodoxa rusa, a pesar de que la mayoría de los creyentes ortodoxos ucranianos afirman (en inglés) pertenecer a la Iglesia ortodoxa de Ucrania (en inglés) autocéfala e independiente o ser “simplemente ortodoxos”. Kirill describe las acciones del Kremlin como una guerra santa “fratricida ” (en inglés) que Rusia debe librar contra quienes quieren impedir a los ucranianos ser “parte de la santa Rus unida” y hacerlos un Estado “hostil a Rusia”. El ecosistema de desinformación y propaganda del Kremlin ha amplificado el mensaje del Patriarca Kirill a través de sus múltiples pilares . Las figuras públicas de los medios de propaganda estatales (en inglés) empezaron a presentar a Rusia como “la encarnación de las fuerzas del bien”, hablando de un “choque metafísico entre las fuerzas del bien y del mal” y de una “guerra santa” que Rusia debe ganar. Sitios (en inglés) de representantes (en inglés) de desinformación del Kremlin como News Front (en inglés), dependiente del FSB, y Tsargrad (en inglés), un activo de la red de influencia maligna del oligarca ruso Konstantin Malofeyev, acusado por Estados Unidos (en inglés), fueron aún más lejos al describir (en inglés) a los ucranianos como “satánicos”. De este modo, el Kremlin añadió la “santa cruzada” a su lista de falsas justificaciones para librar una guerra brutal y cometer atrocidades contra el pueblo de Ucrania.
La narrativa resurgió cuando Rusia se enfrentó a duros reveses en el campo de batalla durante el verano y el otoño. En julio de 2022, cuando el gobierno ruso propuso ampliar la prohibición de la “propaganda” sobre “relaciones sexuales no tradicionales ” (en inglés), una propuesta que Putin convirtió en ley en diciembre de 2022, destacadas figuras (en inglés) del Kremlin describieron la exclusión (en inglés) de Rusia del Consejo de Europa en marzo de 2022 como el fracaso de los “esfuerzos por imponer valores extranjeros y el matrimonio entre personas del mismo sexo” en Rusia, a pesar de que la decisión del Consejo de Europa se basaba en la agresión de Rusia contra Ucrania. Comandantes militares de la república rusa de Chechenia, dirigida por el dictador sancionado por Estados Unidos Ramzan Kadyrov, proclamaron (en inglés) repetidamente que Rusia está librando una guerra santa en Ucrania (en inglés) contra el “ejército del anticristo” y los “valores satánicos LGBT”. En un discurso pronunciado en septiembre (en inglés), el presidente Putin atacó a Occidente y a su “dictadura de élites occidentales” por “negar radicalmente las normas morales, la religión y la familia”, tachándolo de “satanismo descarado”. Putin insinuó que los países occidentales realizan “experimentos monstruosos ” (en inglés) con niños. Las leyes (en inglés) rusas y la retórica del Kremlin asocian falsamente (en inglés) a las personas LGBTQI+ con la pederastia.
Putin no está solo en sus comentarios extremistas. Siguiendo las señales del Kremlin, el excéntrico actor, antiguo sacerdote y ferviente partidario de Putin, Ivan Okhlobystin, pidió a gritos (en inglés) la “Guerra Santa” durante un mitin celebrado el 1 de octubre en la plaza Roja en apoyo del intento de anexión por parte de Rusia de cuatro regiones de Ucrania. Aparentemente aturdiendo (en inglés) a algunos de los asistentes, Okhlobystin gritó (en inglés y ruso) “¡Goyda!” (Гойда), un antiguo grito de guerra ruso supuestamente utilizado por Iván el Terrible para llamar a su policía secreta (en inglés). Okhlobystin continuó su dramática advertencia: “¡Temed, viejo mundo! ¡Privado de la verdadera belleza! ¡Verdadera fe! ¡Verdadera sabiduría! ¡Operado por locos, pervertidos, satánicos! Tened miedo, ¡estamos llegando!”. A finales de octubre, más funcionarios del Kremlin amplificaron (en inglés) sus declaraciones (en inglés) pidiendo la “expulsión de Satanás” de Ucrania, argumentando que Occidente estaba trabajando a través de la promoción de cultos satánicos para “reformatear” las mentes de los ucranianos en contra de los valores tradicionales encarnados por Rusia. El dictador de Chechenia, Kadyrov, instó (en inglés) a los hombres de Rusia a tomar las armas y librar la “yihad ” (en inglés) contra los satanistas ucranianos, llamando a “borrar ciudades de la faz de la Tierra ” (en inglés) en Ucrania. Informes (en inglés) fidedignos indican que los combatientes chechenos de Kadyrov en Ucrania han cometido atrocidades (en inglés).
Cuando las fuerzas ucranianas cobraron impulso con sus ofensivas de Járkov y Jersón, la narrativa de la “expulsión de Satanás” resurgió y se intensificó. A medida que Rusia sigue sufriendo pérdidas en el campo de batalla y en la opinión pública mundial, el Kremlin busca una narrativa ganadora, probando otras nuevas, cada una más absurda que la anterior. Los esfuerzos del Kremlin por demonizar a los ucranianos como “satánicos” son simplemente un intento apenas velado de explicar sus pérdidas al pueblo de Rusia y justificar más por adelantado. Aparentemente irrelevante en la superficie, la narrativa de la “expulsión de Satanás” deshumaniza al pueblo de Ucrania e intenta justificar la depravación y las crueles atrocidades cometidas contra este.
Falsa Narrativa 5: “Defender la soberanía de Rusia” contra Occidente
Cuando los planes de Putin de celebrar referendos fraudulentos y una movilización militar chocaron con la contraofensiva de Ucrania en septiembre de 2022, el Kremlin trató de hacer ver con la retórica que su guerra, una guerra que ellos habían elegido, era una guerra de necesidad “para defender la soberanía de Rusia ” (en inglés). Solo un año después de que el Kremlin presentara sus “exigencias de seguridad” para alegadamente evitar el conflicto, ha cerrado el círculo, volviendo a la narrativa original de desinformación de que Occidente es el verdadero agresor y quiere destruir a Rusia a través de una guerra por poderes en Ucrania. Perder terreno ante la propia Ucrania, un Estado miembro de la ONU al que Putin descalificó (en inglés) como “no un país real”, es inconcebible.
Mientras las fuerzas ucranianas liberaban la región de Járkov, la narrativa central del Kremlin se convirtió en que Rusia lucha para defender su soberanía frente a Occidente. El 21 de septiembre de 2022, Putin afirmó falsamente que la movilización parcial (en inglés) y los referendos fraudulentos (en inglés) eran necesarios para “proteger la soberanía, la seguridad y la integridad territorial de Rusia”. El ministro de Defensa Shoigu (en inglés) y el presidente de la Duma Estatal de Rusia Volodin (en inglés) hicieron eco de la narrativa de que la movilización era necesaria porque Rusia está luchando contra Ucrania, así como contra la OTAN y el “colectivo de Occidente”. Mientras Ucrania liberaba la ciudad de Jersón de la brutal ocupación rusa y miles de hombres huían de Rusia para escapar el reclutamiento (en inglés), Putin volvió a culpar a Ucrania y a Occidente de la guerra. En su discurso del 15 de noviembre, Putin insistió (en inglés) falsamente en que la guerra era el resultado de los esfuerzos (en inglés) occidentales por desestabilizar Ucrania, acusó a Occidente de pretender debilitar (en inglés) a Rusia y pintó la guerra como una medida defensiva contra el sabotaje.
En su discurso a la nación en la Nochevieja de 2022 (en inglés), el presidente Putin describió la “operación militar especial” de Rusia como una lucha existencial para garantizar la “soberanía” y la “verdadera independencia” de Rusia. Flanqueado por supuesto personal de las Fuerzas Armadas rusas, algunos de los cuales podrían haber sido actores (en inglés), en un alejamiento de su tradicional telón de fondo del Kremlin, recicló narrativas de desinformación sobre la hipocresía de Occidente. Putin afirmó que “las élites occidentales” fingían ayudar a resolver “el conflicto en Donbás” y “animaban a los neonazis” a continuar “la acción terrorista contra civiles pacíficos”. A continuación, acusó a Occidente de “mentir sobre la paz mientras se prepara para la agresión” y de “utilizar cínicamente a Ucrania como medio para debilitar y dividir a Rusia”. Además alegó que Occidente desató “una guerra de sanciones en pleno”, pero Rusia prevaleció. Por último, afirmó que esta “lucha” sirve de ejemplo a otros países en su “búsqueda de un orden mundial multipolar justo”. Más allá de los motivos habituales, Putin apeló al patriotismo, afirmando que defender la Madre Patria es un “deber sagrado” y que la “verdad moral e histórica” está del lado de Rusia.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, reforzó (en inglés) esta narrativa el 18 de enero de 2023 (en inglés) al evaluar los resultados de la diplomacia rusa en 2022. Dijo: “Al igual que Napoleón, que movilizó a casi toda Europa contra el Imperio ruso, y Hitler, que ocupó la mayoría de los países europeos y los lanzó contra la Unión Soviética, Estados Unidos ha creado una coalición de casi todos los Estados europeos miembros de la OTAN y la U. E. y está utilizando a Ucrania para librar una guerra por poderes contra Rusia con el viejo objetivo de resolver finalmente la ‘cuestión rusa’, como Hitler, que buscaba una solución final a la ‘cuestión judía'”. A finales de enero de 2023, en respuesta a las preguntas de los medios de comunicación después de la conferencia de prensa antes mencionada, Lavrov reiteró (en inglés) esta narrativa (en inglés), diciendo que “hace tiempo que tenemos claro que la mera existencia de Rusia como uno de los elementos básicos y vertebradores del vasto espacio euroasiático es un problema para nuestros oponentes”.
En una versión particularmente inverosímil de esta narrativa, el Kremlin presentó la asociación y cooperación (en inglés) internacionales para la reducción de las amenazas biológicas en Ucrania como una amenaza a la soberanía de Rusia y a los rusos como etnia. La maquinaria de desinformación del Kremlin ha montado un asalto a plena escala contra la verdad en las organizaciones multilaterales (en inglés) intentando presentar la investigación pacífica (en inglés) en Ucrania como experimentos de armas biológicas que entrenan a aves migratorias (en inglés) y murciélagos (en inglés) enfermos para amenazar a Rusia. En julio de 2022, los medios de comunicación estatales (en inglés) rusos y los medios (en inglés) de sus representantes llevaron la desinformación de los “biolaboratorios dirigidos por Estados Unidos” al terreno de la ciencia ficción cuando presentaron a funcionarios rusos afirmando (en inglés) que los soldados ucranianos fueron sometidos a experimentos (en inglés) que “neutralizaron los últimos rastros de conciencia humana y los convirtieron en los monstruos más crueles y mortíferos” y en “crueles máquinas controladas por Estados Unidos”. Estas declaraciones siguieron a las acusaciones realizadas en marzo de 2022 por el Ministerio de Defensa ruso de que Estados Unidos estaba desarrollando en Ucrania “armas biológicas étnicas ” (en inglés) para atacar a personas de etnia eslava, como los rusos. Estas extravagantes afirmaciones en curso buscan avivar las teorías conspiratorias y presentar la guerra de Rusia contra Ucrania como una “lucha por la soberanía” existencial contra Occidente, al tiempo que distraen la atención del pobre desempeño de las fuerzas rusas.
Otra vertiente absurda de esta narrativa de desinformación afirma que Occidente ha lavado el cerebro a los ucranianos. En una entrevista (en inglés) del 30 de enero de 2023, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso Ryabkov acusó a la OTAN de “convertir en zombis” deliberadamente a los países vecinos de Rusia “con historias de horror rusófobas” y de montar acciones “destinadas a destruir nuestro código histórico y cultural”. La propagandista del Kremlin Margarita Simonyan (en inglés) amplificó (en inglés) esta narrativa, diciendo que aunque para los rusos es difícil tragar la lucha”fraternal” con los ucranianos, “ellos [Occidente] nos quitaron la amargura de luchar con los ucranianos o incluso por los ucranianos. Ahora está claro que quizá era inevitable que lucháramos con Occidente”.
Al intentar justificar la invasión cometida por Rusia en 2022, el Kremlin afirma falsamente que Occidente se negó a negociar, incluso cuando Moscú se retiró de las negociaciones (en inglés). Al intentar justificar la continuación de la guerra, el Kremlin afirma falsamente que Occidente pretende desmembrar a Rusia y destruir la cultura rusa. Para ayudar al pueblo ruso a aceptar la mentira de que Moscú atacó legítimamente a sus vecinos, a los que muchos rusos consideran un pueblo “hermano”, el Kremlin dice que Occidente ha convertido a los ucranianos en zombis. En esta versión distorsionada de la realidad, Rusia puede argumentar que no está luchando contra ucranianos “hermanos”, sino contra ucranianos “zombis”, “neonazis” y “satánicos”. Para hacer aceptables las pérdidas rusas, el Kremlin finge que no está en guerra con Ucrania, sino que lucha noblemente en Ucrania para “defender su soberanía” contra la incursión de Occidente.
Conclusión: “Nuestras tierras históricas”
El coraje y la resistencia del pueblo de Ucrania, su compromiso absoluto con la defensa de la independencia y la democracia de su país, la unidad de esfuerzos entre Estados Unidos y nuestros aliados y socios en apoyo de la autodefensa de Ucrania, y la condena mundial de la agresión realizada por Rusia, han empujado al Kremlin a saltar continuamente de una narrativa de desinformación a otra en un intento de justificar su guerra ante el pueblo de Rusia y la comunidad internacional.
Las mentiras de Rusia no cambian la verdad. El Kremlin decidió iniciar esta guerra y puede decidir ponerle fin.
Ucrania es un Estado independiente y miembro de las Naciones Unidas. Tiene el derecho soberano de defender su territorio y elegir su política exterior. La guerra de Rusia contra Ucrania comenzó en 2014, cuando las fuerzas rusas se apoderaron de la península ucraniana de Crimea y dirigieron, financiaron y entrenaron a apoderados para instigar y mantener el conflicto en la región de Donbás, en el este de Ucrania. La Ucrania democrática no está llena de nazis o satánicos: el Kremlin creó estos mitos para avivar el fervor entre su propia población. Ciudadanos ucranianos de todas las etnias eligieron democráticamente a un presidente judío, Volodímir Zelenski, y la comunidad internacional ha reconocido la legitimidad de su gobierno. En los meses anteriores a que Rusia lanzara su invasión a plena escala, Estados Unidos y otros países se unieron a Ucrania en una diplomacia de buena fe para explorar formas de abordar las supuestas preocupaciones de seguridad de Rusia sin comprometer la soberanía y la integridad territorial de Ucrania. Rusia optó por la guerra. Rusia lanzó su invasión a plena escala en febrero de 2022 en flagrante violación de los principios de la Carta de las Naciones Unidas que proclama respeto a la soberanía y la integridad territorial de los Estados y abstenerse del uso de la fuerza. Rusia se apoderó y ocupó brutalmente partes de las provincias de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, después celebró referendos fraudulentos y pretendió anexionárselas al igual que afirmó haber hecho con Crimea en un intento de hacer realidad las ambiciones territoriales depredadoras del Kremlin.
Todas las contorsiones retóricas de Rusia sirven a un objetivo: enmascarar el aparente esfuerzo de Rusia por borrar del mapa al Estado soberano e independiente de Ucrania y subyugar a su pueblo (en inglés). Entre las mentiras hay signos reveladores que apuntan a las verdaderas ambiciones neoimperialistas (en inglés) del Kremlin. La misiva de Putin de julio de 2021 en la que declaraba a rusos y ucranianos “un solo pueblo ” (en inglés) y sus discursos de llamamiento a la guerra (en inglés) de febrero de 2022, llenos de revisionismo histórico y desinformación que negaban el carácter de Estado de Ucrania (en inglés) y su soberanía, dieron al mundo una idea de sus objetivos. Las mismas líneas son repetidas con frecuencia por los rostros de la propaganda del Kremlin, como Margarita Simonyan (en inglés), que recientemente reiteró la afirmación ficticia de que Ucrania fue construida por Rusia y debe su poderío a los dones de Rusia (en inglés). La visión de Putin de cumplir las ambiciones (en inglés) expansionistas imperiales de Pedro I y “devolver los territorios perdidos ” (en inglés), y los comentarios (en inglés) sin ambages (en inglés) de los funcionarios del Kremlin revelan su verdadera intención. Funcionarios del Kremlin (en inglés) indicaron que Moscú también podría tomar represalias contra la llamada “rusofobia” y el inexistente “genocidio contra los rusos” en lugares (en inglés) distintos de Ucrania que considera sus tierras históricas. Los expertos del Kremlin ya han especulado con la posibilidad de que Rusia tenga que “desnazificar” Kazajistán (en inglés), Moldavia (en inglés) y cualquier otro país que supuestamente albergue “rusofobia”. Dejando pocas dudas sobre su visión del futuro, en un discurso pronunciado en enero de 2023 (en inglés), Putin declaró: “El objetivo, como he dicho muchas veces, es principalmente proteger al pueblo y proteger a la propia Rusia de las amenazas que intentan crear en nuestras propias tierras históricas adyacentes a nosotros. No podemos permitir que esto ocurra”.
Independientemente de la narrativa que despliegue el Kremlin en cada momento en su juego perdedor de la ruleta de la desinformación, Ucrania sigue siendo un Estado soberano e independiente reconocido por la comunidad internacional. Su valiente pueblo se mantendrá firme en la defensa de su país y su democracia, y Estados Unidos permanecerá junto a Ucrania (en inglés) todo el tiempo que sea necesario.