El 17 de marzo de 2023, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto (en inglés) del presidente ruso Vladímir Putin y la comisionada de Rusia para los Derechos del Niño Maria Lvova-Belova, basándose en sus presuntos crímenes de guerra y el traslado y deportación ilegales de niños ucranianos.
La máquina propagandística de Rusia reaccionó rápidamente a la decisión de la CPI, con amenazas de ataques nucleares, falsas alegaciones de que Occidente hace “experimentos con niños” (en ruso), “histeria” (en ruso) antirrusa, así como llamamientos al arresto de jueces de la CPI y afirmaciones de que los niños de Ucrania estaban siendo trasladados “por su seguridad” (en ruso). El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia Dmitry Medvedev amenazó (en ruso) a La Haya con un misil (en ruso) hipersónico (en inglés) y comparó (en ruso) las órdenes de arresto con papel de inodoro (en inglés). Los propagandistas del Kremlin Vladimir Solovyov (en inglés) y Margarita Simonyan anunciaron (en inglés) que cualquier país que se atreva a arrestar a Putin enfrentará ataques nucleares. Mientras tanto la portavoz del Ministerio Ruso de Asuntos Exteriores Maria Zakharova calificó (en ruso) al “Occidente ilustrado” de “criminalizar el rescate de niños” a la vez que los mismos países occidentales están “experimentando con niños la reasignación del género”. Separadamente, el presidente de la Duma estatal Vyacheslav Volodin alegó (en ruso) que “Occidente está histérico” y que cualquier “vituperio” contra Putin será considerado una agresión contra Rusia, y agregó: “¡Yanquis, dejen ya a Putin!”. De manera similar, la embajada rusa en Washington (en inglés) calificó “la validación de EE. UU.” de las órdenes de arresto de ser “reminiscentes de una vaga esquizofrenia” (en ruso) y mencionó (en ruso) “atrocidades de EE. UU.” en otros lugares. Varios senadores (en ruso) rusos propusieron la emisión de órdenes de arresto (en ruso) para los jueces de la CPI y la “extinción” (en ruso) de la Corte Penal Internacional. Este informe examina el contexto de los cargos formulados por la CPI así como los esfuerzos de Rusia para manipular información y desviar la culpa respecto de los alegados crímenes de guerra.
Desde el 24 de febrero de 2022, cuando el Kremlin lanzó su invasión de Ucrania a plena escala para intentar derrocar al gobierno democráticamente elegido de Kiev, miembros de las fuerzas rusas han cometido en Ucrania numerosos crímenes de guerra (en inglés) y crímenes de lesa humanidad (en inglés) documentados internacionalmente, incluso contra muchos niños ucranianos. El 5 de junio de 2023, el secretario general de las Naciones Unidas incluyó a las fuerzas armadas rusas y a grupos armados afiliados en la lista de partes que han cometido “violaciones graves contra los niños en situaciones de conflicto armado” por, según informes, haber matado y mutilado a cientos de niños ucranianos, haberlos utilizado como escudos humanos y haber atacado escuelas y hospitales.
El Kremlin parece decidido a borrar la existencia de Ucrania como Estado intentando robarle su futuro. Cada vez hay más pruebas que muestran (ambos enlaces en inglés) que Rusia utiliza (en inglés) la reubicación forzosa, la reeducación y, en algunos casos, la adopción (en inglés) de los niños de Ucrania como componentes (en inglés) clave de sus esfuerzos sistemáticos (en ruso) para suprimir la identidad, historia y cultura de Ucrania. El gobierno ucraniano calcula que las autoridades rusas han “deportado y/o desplazado forzosamente” (en ruso) a 19.553 menores de sus hogares, incluidos traslados a los denominados “campamentos de verano” en zonas ocupadas por Rusia y, en ocasiones, a la propia Rusia, incluso a regiones aisladas del Lejano Oriente ruso. A fecha de 1 de agosto de 2023, Ucrania había logrado devolver (en ruso) a 395 niños.
Maria Lvova-Belova, comisionada para los Derechos del Niño en la Oficina del Presidente de la Federación Rusa, ha dicho (en ruso) públicamente que en la actualidad hay más de 700.000 niños de Ucrania en Rusia, afirmando que la mayoría estaban acompañados por tutores y presentándolo como un “esfuerzo humanitario”. El Laboratorio de Investigación Humanitaria de la Escuela de Salud Pública de Yale (Yale HRL), socio del Observatorio de Conflictos apoyado por el Departamento de Estado, informó (en ruso) que Rusia ha “reubicado sistemáticamente al menos a 6.000 niños de Ucrania en una red de instalaciones de reeducación y adopción en la Crimea ocupada por Rusia y en la Rusia continental” desde que comenzara la invasión a plena escala. Las conclusiones (en inglés) de Yale HRL “indican que la mayoría de los campamentos han participado en esfuerzos de reeducación prorrusos, y algunos han proporcionado entrenamiento militar a los niños”. El traslado y la deportación ilegales (en inglés) de personas protegidas es una grave violación del Cuarto Convenio de Ginebra relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra y constituye un crimen de guerra reconocido internacionalmente.
Para eludir su responsabilidad, Rusia difunde desinformación y propaganda con la que intenta tergiversar sus abusos como gestos “humanitarios”. Rusia también lleva a cabo actividades llenas de desinformación y propaganda destinadas a lavar el cerebro a los niños de las partes de Ucrania ocupadas por Rusia o a los niños de Ucrania que deporta a Rusia para hacerles creer que el Kremlin les está salvando de un “régimen nazi en Kiev”. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski declaró (en inglés) que “el propósito de esta política criminal no es solo robar personas, sino hacer que los deportados se olviden de Ucrania y no puedan regresar”.
Es imperativo hacer rendir cuentas. Por eso Estados Unidos apoya plenamente los esfuerzos de las autoridades ucranianas e internacionales para recopilar, documentar y preservar todas las pruebas de las atrocidades, de modo que la desinformación y la propaganda de Rusia no sean los únicos historiales de lo que les ha ocurrido a los niños de Ucrania.
“Dijeron que mi madre no me necesitaba”: La mecánica del traslado y deportación ilegales y la adopción de niños ucranianos por parte de Rusia
Según Yale HRL, Rusia comenzó (en inglés) a trasladar niños desde las partes de Ucrania que controlaba u ocupaba a Rusia poco antes de que comenzara la invasión a plena escala de Ucrania por parte del Kremlin en febrero de 2022. Rusia ha utilizado diversos métodos para trasladar niños desde Ucrania. Tres de estos métodos incluyen: 1) las autoridades rusas y las instaladas por Rusia en las zonas ocupadas de Ucrania han deportado ilegalmente a niños durante las denominadas operaciones de “filtración”; 2) las autoridades rusas y las instaladas por Rusia en las zonas ocupadas de Ucrania los han sacado de las instituciones estatales ucranianas; y 3) las autoridades rusas y las instaladas por Rusia en las zonas ocupadas de Ucrania los han llevado a supuestos campamentos de recreo en Crimea y Rusia.
Filtración
Según informes de Amnistía Internacional (en inglés) y [la publicación] Ukrainska Pravda (en ucraniano), algunos niños son separados de sus padres durante las operaciones de “filtración” (en inglés) de Rusia. Como parte del proceso de “filtración”, Rusia detiene a civiles ucranianos para evaluarlos por considerarlos una amenaza para la ocupación rusa. Tras la filtración, estas personas se enfrentan a uno de los tres destinos siguientes: recibir documentación y permanecer en la Ucrania ocupada por Rusia, ser deportadas por la fuerza a Rusia o ser recluidas en prisiones del este de Ucrania o de Rusia. Al pasar por el proceso de “filtración”, niños y padres pueden ser separados (en inglés) e interrogados por separado. A veces los niños son sometidos (en inglés) a interrogatorios y cacheos sin el consentimiento o la presencia de sus padres o tutores.
Sashko, un niño de 12 años de Mariupol, dijo (en ucraniano) que soldados rusos los trasladaron a él y a su madre a una instalación de “filtración” en Bezimenne, un pueblo de la parte de la región ucraniana de Donetsk ocupada por Rusia. Se llevaron a su madre para interrogarla, y desde entonces no la ha vuelto a ver. “Ellos [los soldados rusos] no me dejaron despedirme de mi madre… Dijeron que mi madre no me necesitaba, que me enviarían a un hogar infantil y luego a una familia de acogida”, dijo (en ucraniano) Sashko. Sashko pasó dos meses en un “centro de trauma” de Donetsk, ocupado por Rusia, antes de conseguir ponerse en contacto con su abuela Lyudmyla, que viajó a Donetsk para llevar a Sashko a casa. Al parecer, otros niños de Mariupol, que fueron separados de sus padres durante las operaciones de “filtración”, acabaron en Moscú y estaban siendo preparados para ser adoptados (en ruso) por familias en Rusia.
Traslado/deportación desde instituciones
Rusia también deporta (en inglés) a niños que viven en centros de acogida ucranianos. Lvova-Belova afirmó (en inglés) que estos niños no tienen padres ni tutores, pero la agencia de información Associated Press (AP) descubrió (en inglés) que Rusia ha “deportado a niños ucranianos a Rusia o a territorios controlados por Rusia sin su consentimiento, les ha mentido diciéndoles que sus padres no los querían, los ha utilizado con fines propagandísticos y les ha dado familias y ciudadanía rusas”. Timofey Chmel de 17 años dijo que las autoridades de Donetsk intentaron engatusarle para que se fuera a Moscú, prometiéndole “aparatos electrónicos y ropa” y una vida “relajada”. “Si tus padres te abandonaron, no te necesitan. Nosotros te ayudaremos”, le dijeron. Timofey se negó.
No todos los niños que residen en instituciones estatales de Ucrania son “huérfanos”. Pueden ser (en inglés) niños de familias que atraviesan circunstancias difíciles o niños cuyos padres murieron a causa de los bombardeos rusos, pero que aún pueden tener otros familiares o tutores legales. Según el diario The New York Times, “los niños en hogares estatales son clasificados como huérfanos, pero la mayoría tiene familia. Ucrania facilita para los padres que lidian con enfermedades, abuso de sustancias o dificultades financieras ubicar a sus hijos —de forma temporal o permanente— en instituciones estatales”. Pueden ser también instituciones que cuidan de niños con situaciones médicas complejas o niños con discapacidad. A continuación, Rusia “evacúa” a los supuestos huérfanos con el pretexto de “cuestiones de seguridad” o para que reciban “atención médica”, los envía a hospitales o “centros familiares” en las zonas ocupadas por Rusia, y luego los deporta para que sean “acogidos o adoptados” (en inglés) en Rusia, donde algunos de ellos son coaccionados a recibir la ciudadanía (en ruso) rusa. Olga Druzhinina, de la ciudad siberiana de Salekhard, declaró a periodistas que adoptó a cuatro niños de la ciudad ucraniana de Donetsk, ocupada por Rusia. “Nuestra familia es como una pequeña Rusia”, dijo Druzhinina en una entrevista. “Rusia tomó cuatro territorios, y la familia Druzhinin acogió a cuatro niños”, declaró la Sra. Druzhinina. Según Yale HRL (en inglés), en el verano de 2022 Lvova-Belova dijo que 350 “huérfanos” de Ucrania habían sido adoptados y que “más de mil” estaban en espera de adopción. La Comisión Internacional Independiente de Investigación de las Naciones Unidas sobre Ucrania concluyó (en inglés) que “en ninguna de las situaciones que la Comisión ha examinado, los traslados de niños parecen haber satisfecho los requisitos establecidos por el derecho internacional humanitario. Los traslados no estaban justificados por razones de seguridad o médicas”.
Traslado a “campamentos de verano”
Las “autoridades” instaladas por Rusia y los soldados de la Federación Rusa en los territorios ocupados de Ucrania también reclutan a niños ucranianos para que viajen a los denominados “campamentos de recreo” en la Crimea ocupada o dentro de Rusia. Yale HRL identificó (en inglés) a más de 6.000 niños de Ucrania que han sido retenidos en al menos 43 instalaciones de este tipo. Once de los campamentos identificados por Yale HRL están situados a más de 500 millas (800 kilómetros) de la frontera de Ucrania con Rusia, incluidos dos en Siberia y uno en el Lejano Oriente ruso. Según Yale HRL, el consentimiento de los padres para que sus hijos asistan a los campos “se obtiene bajo coacción y es violado sistemáticamente”. AP indicó (en inglés) que funcionarios rusos intentaron engañar a los niños de Ucrania haciéndoles creer que “sus padres no los querían”. Según Yale HRL, los padres denuncian que se les mintió sobre el “plazo de estancia y los procedimientos para reunirse con sus hijos”. En algunos casos, los organizadores de los campamentos enviaron a los niños a estos a pesar de la negativa de sus padres. Alrededor del 10 % de los campamentos suspendieron (en inglés) el regreso previsto de los niños a Ucrania y no facilitaron a los padres información sobre la situación y el paradero de sus hijos, según el mismo informe. Los niños de dos de los campos han sido colocados desde entonces con familias de acogida en Rusia. Este traslado y deportación de niños ucranianos está “coordinado a nivel central” (en inglés) por funcionarios de los gobiernos federal, regionales y locales de Rusia, incluida la propagación del programa de “campamentos de recreo” en Rusia y en las regiones de Ucrania ocupadas por Rusia.
Como se señala en el Informe sobre la Trata de Personas 2023 (en inglés), el Departamento de Estado [de Estados Unidos] está profundamente preocupado por el traslado forzoso de niños ucranianos a la Federación Rusa por parte de Rusia. Estos niños son altamente vulnerables a la trata de personas; y si están siendo explotados para ser utilizados en trabajos forzados o comercio sexual, esto constituiría trata de personas. Dado que la información sobre el bienestar y el paradero de estos niños y sus familias es limitada, incluido el acceso de las organizaciones humanitarias, actualmente no hay datos suficientes para saber si estos niños están siendo explotados de forma que constituya trata de seres humanos.
Utilizar a los niños de Ucrania como herramienta de propaganda, manipular lo humanitario
El ecosistema de desinformación y propaganda de Rusia intenta presentar falsamente el traslado forzoso, la reeducación y la adopción de niños de Ucrania por parte del Kremlin como actos humanitarios que los salvan de la guerra (que empezó Rusia). Los medios de comunicación estatales rusos hacen desfilar con frecuencia a niños recién llegados de Ucrania ante las cámaras de televisión, mostrando a funcionarios rusos besándoles y abrazándoles, ofreciéndoles juguetes y cestas de regalo (en inglés), entregándoles pasaportes rusos (en inglés), y describiéndoles como “niños abandonados rescatados de la guerra” (en inglés). Entidades vinculadas al Estado publican (en inglés) en Telegram y YouTube vídeos propagandísticos que “ilustran un ingreso constante de niños de Ucrania a Rusia”.
Rusia también difunde afirmaciones falsas destinadas a demonizar a Ucrania y Occidente en un esfuerzo por crear más pretextos para trasladar y deportar a los niños ucranianos. Por ejemplo, dos supuestos documentales difunden desinformación (en inglés) acusando a Ucrania, Occidente y organizaciones humanitarias occidentales de tráfico ilegal de órganos con niños ucranianos. Una película de RT: “Tanks for Kidneys” (en inglés, tanques a cambio de riñones) afirma absurdamente que el gobierno de Ucrania está implicado en una red internacional de tráfico ilegal de órganos infantiles. Además, la película afirma que la OTAN y Médicos Sin Fronteras (Médecins Sans Frontières) apoyaron en el pasado una operación similar en Serbia. Una segunda película, “Let Mom Hear This” (“Пусть мама услышит” en ruso; enlace en inglés, que mamá escuche esto), difundida por el canal de redes sociales pro Kremlin “Russia is me” (Rusia soy yo, en inglés), presenta fuentes anónimas y “expertos” que afirman que los “White Angels” (ángeles blancos), una organización que aparentemente trabaja bajo los auspicios de la policía de Ucrania, asesina a niños en “laboratorios secretos” y vende sus órganos a clientes de Europa y Estados Unidos. Además de difundir esta espantosa desinformación, la película explota a niños vulnerables. Tras una serie de preguntas manipuladoras del entrevistador, se induce a una niña a afirmar que querría quedarse en Rusia, aunque su madre decidiera llevarla de vuelta a Ucrania.
Mentiras y manipulación
Al tiempo que reconocían el traslado de los niños ucranianos dentro de las zonas ocupadas de Ucrania y/o su deportación a Rusia, respectivamente, los funcionarios rusos también difundieron afirmaciones falsas en un intento de ofuscar las actividades malignas del Kremlin. Por ejemplo, Lvova-Belova argumentó (en inglés) que Rusia está actuando por motivos humanitarios y apoyándose únicamente en el consentimiento de los padres u otros tutores legales de los niños. En mayo de 2022, Putin firmó un decreto (en ruso) que facilita el proceso de adquisición de la ciudadanía de la Federación Rusa a los huérfanos y niños ucranianos que no estuvieran bajo la custodia de sus padres. En enero de 2023 Putin ordenó (en ruso) a Lvova-Belova que “tomara medidas adicionales para identificar a los menores” que vivían en los territorios ocupados de Ucrania. En una reunión con Lvova-Belova en febrero de 2023, se jactó (en ruso) del “creciente número de consultas de nuestros ciudadanos sobre la adopción de niños [ucranianos]”. Sin embargo Lvova-Belova ha negado (en ruso) repetidamente que se estén realizando adopciones, afirmando (en ruso) en marzo de 2023 que 380 huérfanos fueron “ubicados temporalmente con familias en Rusia hasta que sus padres puedan reclamarlos” Basándose en un informe del gobierno regional de Rostov, el medio de investigación independiente Vazhniye Istorii (Historias importantes) determinó (en ruso) que el número de niños ucranianos acogidos por familias en Rusia es de 1.184, tres veces más que la cifra citada por Lvova-Belova.
Desinformación y propaganda para manipular y adoctrinar a los niños de Ucrania
Los funcionarios rusos también difundieron afirmaciones falsas que negaban los esfuerzos sistemáticos (en ucraniano) del gobierno ruso para “reeducar” a los niños de Ucrania y hacerlos “prorrusos”. Lvova-Belova calificó las pruebas sobre la “reeducación” de ser una “teoría conspiratoria” (en inglés) y “noticias falsas” (en ruso). Sin embargo, Yale HRL informa (en inglés) que la “reeducación política” se considera el principal objetivo de estos campamentos. El proceso de “reeducación” incluye (en inglés) una educación académica, cultural y “patriótica” prorrusa, que incluye visitas a museos de guerra y lugares de interés cultural rusos. En algunos casos, los niños también reciben formación militar impartida por veteranos de guerra rusos, que incluye lecciones sobre el manejo de vehículos militares y el uso de armas de fuego. Rusia anuncia (en inglés) los campamentos como “programas de integración”, con el objetivo aparente de “integrar a los niños de Ucrania en la visión de la cultura, la historia y la sociedad nacionales del gobierno ruso”.
Según la BBC (en ruso), la propia Lvova-Belova describió cómo Rusia manipula a niños vulnerables de Ucrania para que desarrollen una “ideología y visión del mundo” prorrusas. Lvova-Belova contó la supuesta historia de treinta niños que el gobierno ruso llevó a la región de Moscú desde Mariupol, ciudad ucraniana destruida por las fuerzas armadas rusas. Lvova-Belova comentó (en ruso) que al principio los niños expresaban opiniones contrarias a Putin y cantaban el himno de Ucrania, y describió sus expresiones como “desagradables”. Pero después de “vivir con familias rusas”, sus actitudes cambiaron: sus puntos de vista “negativos” se transformaron en “amor por Rusia”, afirmó Lvova-Belova. En mayo de 2023 Lvova-Belova declaró (en ruso) “Tendremos que preparar diferentes programas educativos e informativos. Tendremos que reeducar a los niños [de Ucrania]”.
Hay muchos otros ejemplos de lo que la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa ha denominado (en inglés) los esfuerzos de Rusia por adoctrinar a los niños de Ucrania “en una visión prorrusa del mundo y una narrativa histórica que degrada la identidad ucraniana”. El medio informativo independiente Vazhniye Istorii documentó (en ruso) programas de educación “patriótica” rusa en un orfanato de Nizhni Nóvgorod, donde niños de Ucrania participaron en un acto conmemorativo de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi. Las páginas de redes sociales del orfanato proclamaron (en ruso) que el acto pretendía sembrar en los niños una “semilla de orgullo” por la “gran” Rusia. El orfanato también acogió a soldados de la Federación Rusa que contaron a los niños “historias de heroísmo” de la “operación militar especial”, afirmando que Rusia estaba “eliminando” de Ucrania a fascistas, nazis y “enemigos”. Mientras difunde desinformación sobre la “desnazificación” de Ucrania, el Kremlin ha contratado a funcionarios que apoyan ideologías neonazis para que trabajen en el traslado ilegal de niños desde Ucrania. Según la agencia de información Reuters (en inglés), uno de los principales ayudantes de Lvova-Belova, Aleksey Petrov, estuvo “asociado en línea cuando era adolescente con movimientos de supremacía blanca y neonazis”.
Periodistas del medio informativo independiente ruso Verstka (en ruso) afirmaron (en inglés) que 14 huérfanos ucranianos de Jersón fueron trasladados a un “orfanato con condiciones brutales” en Crimea. Su misión es “fomentar el patriotismo y el sentimiento cívico” de los niños que viven allí para asegurarse de que “se identifican como ciudadanos de una Rusia multinacional”. Según declaró (en inglés) al medio Ukrainska Pravda (en ucraniano) Miroslava Kharchenko, abogada del proyecto Save Ukraine (salvar a Ucrania), que ayuda a devolver a Ucrania a los niños deportados: “Ellos [Rusia] dicen que Ucrania ha abandonado [a los niños]. Les enseñan a odiar a sus padres, y luego [a odiar] a nuestro país, y luego a amar a Rusia”. Ekaterina, una niña de 13 años de Jersón, y otros niños (en ucraniano) que pasaron un tiempo en un campamento en Yevpatoriya, en la península de Crimea ocupada por Rusia, dijeron (en inglés) que los monitores del campamento prohibieron a los niños hablar de Ucrania, los obligaban a ponerse de pie para escuchar el himno nacional de Rusia todas las mañanas, y amenazaban con seguir bombardeando Kiev a la vez que prometían convertir Jersón en “ruso de nuevo”. Un joven de 16 años llamado Vitaliy, de Beryslav, que fue internado en un campamento en la Crimea ocupada por Rusia, dijo (en inglés): “Cuando nos llevaron allí, nos dijeron: ‘Ucrania está formada por terroristas que matan a la gente’. Nos golpearon con varas por decir: ‘¡Gloria a Ucrania! Nos insultaron y nos llamaron ‘khokhols’ [palabra rusa despectiva para referirse a los ucranianos]. Cuando una chica colgó una bandera ucraniana en su habitación, la quemaron”. Las autoridades rusas de ocupación de la región de Zaporiyia obligaron a los niños a escribir cartas de apoyo a los soldados rusos que luchaban en Ucrania, según el ucraniano Centro Nacional para la Resistencia (en inglés). Otras fuentes, incluso (en inglés) los propios niños ucranianos retornados (en inglés), informaron (en inglés) sobre métodos de adoctrinamiento similares (en inglés). Lvova-Belova (en ruso) dijo: “¿No se siente patriótico cuando los niños extranjeros no existen y son todos nuestros?”.
Estados Unidos perseguirá la rendición de cuentas por los abusos cometidos por Rusia durante todo el tiempo que sea necesario
El gobierno ruso ha trasladado ilegalmente dentro de las partes ocupadas de Ucrania o deportado a Rusia a cientos de miles de civiles ucranianos, incluidos niños, como parte de las operaciones de filtración (en inglés) de Rusia y mediante otros métodos. Esto es una grave violación del Cuarto Convenio de Ginebra y de un crimen de guerra reconocido internacionalmente. La Oficina del Fiscal de la CPI alega (en inglés) que la deportación por parte de Rusia de los niños ucranianos, algunos de los cuales han sido dados en adopción en Rusia, muestra una “intención de extraer permanentemente a estos niños de su propio país”. El fiscal general de Ucrania, Andriy Kostin, señala que el “secuestro y deportación de niños se considera una de las seis violaciones graves contra los niños durante los conflictos armados y está prohibido por el derecho internacional de los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional”. Es uno de los cinco actos prohibidos por la Convención sobre el Genocidio” de 1949. Otros expertos coinciden (en inglés) en que “el traslado masivo de niños es un crimen de guerra, independientemente de que sean huérfanos”. La deportación de civiles ucranianos, incluidos los niños que han sido separados a la fuerza de sus familias, fue una de las bases para la determinación (en inglés) del secretario de Estado de Estados Unidos en febrero de 2023 de que miembros de las fuerzas rusas y otros funcionarios rusos han cometido crímenes contra la humanidad en Ucrania. Junto con nuestros socios del Reino Unido y de la Unión Europea, Estados Unidos apoya la investigación y el enjuiciamiento en Ucrania de los crímenes de Rusia contra los menores por medio del Grupo Consultivo sobre Crímenes Atroces (ACA).
Los efectos devastadores de la guerra de Putin en los niños de Ucrania se dejarán sentir durante generaciones. Estados Unidos permanece con Ucrania y perseguirá con firmeza la rendición de cuentas por los terribles abusos de Rusia, durante todo el tiempo que sea necesario.